| Dra. Verónica Rembis Sáinz
La vaginitis es una de las razones más frecuentes por las que las mujeres acuden al ginecólogo. Se trata de una inflamación de la vagina que puede provocar molestias como flujo anormal, picazón, ardor, enrojecimiento o irritación. Aunque no siempre representa un problema grave, es importante atenderla para evitar complicaciones o infecciones recurrentes.
Esta inflamación suele deberse a un desequilibrio en el pH vaginal, lo que altera la flora natural que protege el área íntima. Cuando las bacterias buenas disminuyen, otros microorganismos como bacterias, hongos o parásitos pueden multiplicarse y causar síntomas molestos.
¿Por qué ocurre la vaginitis?
La vagina es un ecosistema natural equilibrado. En condiciones normales, contiene bacterias “buenas” llamadas lactobacilos, que mantienen el pH vaginal ácido (entre 3.8 y 4.5) para protegerte de infecciones. Sin embargo, cuando este equilibrio se altera, se produce la vaginitis.
Las causas más comunes incluyen:
- Infecciones bacterianas o micóticas.
- Cambios hormonales, como los que ocurren en la menopausia, el embarazo o el uso de anticonceptivos.
- Uso excesivo de jabones o duchas vaginales, que alteran el pH natural.
- Ropa interior ajustada o sintética, que retiene humedad y favorece el crecimiento de microorganismos.
- Relaciones sexuales sin protección o con múltiples parejas.
- Uso de antibióticos, que eliminan tanto bacterias dañinas como las protectoras.
Tipos de vaginitis más frecuentes
1. Vaginosis bacteriana
Es la causa más común de vaginitis en mujeres en edad reproductiva. Se origina cuando las bacterias normales de la vagina (lactobacilos) disminuyen y otras bacterias proliferan en exceso, como la Gardnerella vaginalis.
Síntomas:
- Flujo grisáceo o blanquecino.
- Olor desagradable, similar a “pescado”.
- Picazón leve o sin síntomas visibles.
Tratamiento: el médico puede indicar antibióticos orales o en crema vaginal, además de evitar duchas internas y mantener una higiene adecuada.
2. Candidiasis vaginal
Está causada por un hongo llamado Candida albicans, que forma parte de la flora normal, pero puede multiplicarse cuando hay un desequilibrio.
Síntomas:
- Picazón intensa.
- Flujo blanco espeso, similar al requesón.
- Ardor al orinar o durante las relaciones sexuales.
Tratamiento: se utilizan antifúngicos orales o tópicos, además de medidas para reducir la humedad y el uso de ropa ajustada.
3. Tricomoniasis
Es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por un parásito llamado Trichomonas vaginalis. Puede afectar tanto a mujeres como a hombres, aunque en ellos suele ser asintomática.
Síntomas:
- Flujo amarillo o verdoso con mal olor.
- Picazón intensa.
- Ardor y enrojecimiento vaginal.
Tratamiento: el médico recetará un medicamento antiparasitario, como el metronidazol, y se recomienda tratar también a la pareja sexual.
4. Vaginitis atrófica
Aparece principalmente después de la menopausia, cuando los niveles de estrógeno bajan y la mucosa vaginal se vuelve más delgada, seca y propensa a irritarse.
Síntomas:
- Sequedad vaginal.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
- Picazón o ardor.
Tratamiento: el médico puede recomendar cremas o tabletas vaginales con estrógeno local para restaurar la humedad y elasticidad.
Cómo prevenir la vaginitis
Aunque algunas causas son inevitables, la mayoría de los casos de vaginitis pueden prevenirse adoptando hábitos saludables:
- Mantén una higiene íntima adecuada, usando jabones suaves con pH neutro.
- Evita duchas vaginales internas, ya que alteran la flora natural.
- Usa ropa interior de algodón y evita prendas ajustadas o húmedas por mucho tiempo.
- Cambia frecuentemente las toallas sanitarias o protectores diarios.
- Practica relaciones sexuales seguras, utilizando preservativo.
- Evita el uso prolongado de antibióticos sin indicación médica.
- Acude a revisiones ginecológicas periódicas, incluso si no presentas síntomas.
Cuándo acudir al ginecólogo
Si presentas flujo inusual, mal olor, picazón persistente o ardor, es importante consultar a tu ginecólogo. No todas las vaginitis son iguales, y el autodiagnóstico o la automedicación pueden empeorar el cuadro o enmascarar una infección más grave.
Un examen físico y, si es necesario, un estudio del flujo vaginal permitirán identificar la causa exacta y establecer el tratamiento más adecuado.
La vaginitis es una afección común, pero con la orientación médica y los cuidados adecuados, puede tratarse fácilmente y prevenirse en el futuro. Escuchar a tu cuerpo y mantener buenos hábitos de higiene íntima son las mejores herramientas para proteger tu salud vaginal.
Recuerda: tu bienestar íntimo también es parte esencial de tu salud general. Ante cualquier cambio o molestia, consulta siempre con un especialista.
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