| Dra. Verónica Rembis Sáinz

¿Cómo Cuidar un Resfriado Durante Tu Embarazo?

Durante el embarazo, las defensas del cuerpo pueden debilitarse y un simple resfriado puede resultar más incómodo que de costumbre. Aunque la mayoría de los catarros y gripes no reviste gravedad, es importante conocer las medidas seguras que puedes adoptar para aliviar los síntomas sin poner en riesgo ni a ti ni a tu bebé. A continuación, encontrarás recomendaciones prácticas basadas en la evidencia y la experiencia clínica.

Prevención: la mejor herramienta

La vacuna contra la gripe es la forma más eficaz de protegerte en la temporada de mayor riesgo (octubre a marzo). Está indicada en cualquier trimestre del embarazo y no afecta ni a la madre ni al feto. Consulta en tu centro de salud o con el profesional que te atiende para programar la vacunación de forma temprana.

Complementa la vacunación manteniendo hábitos saludables:

  • Lavado frecuente de manos al llegar a casa, después de toser o estornudar, y antes de manipular alimentos.
  • Evitar el contacto cercano con personas enfermas.
  • Reducir la exposición a ambientes abarrotados en plena temporada de resfriados.

Hidratación y reposo: fundamentos del tratamiento

Cuando empiezan los primeros síntomas (estornudos, congestión o dolor de garganta), mantén una hidratación constante. El agua, las infusiones sin cafeína y los jugos naturales (como el de naranja, ricos en vitamina C) ayudan a mantener las mucosas hidratadas y a facilitar la expectoración. No excedas los 85 mg de vitamina C al día: dosis moderadas suelen ser suficientes.

El reposo es esencial. Tu cuerpo necesita aprovechar la energía en combatir el virus y permitir que el sistema inmunitario actúe de forma óptima. Descansa en una habitación bien ventilada y, si es posible, con una temperatura templada que no reseque el aire.

Alivio de la congestión nasal sin riesgos

La congestión nasal dificulta la respiración, altera el sueño y puede aumentar la sensación de cansancio. Para descongestionar de forma segura durante el embarazo:

  • Utiliza humidificadores o coloca un recipiente con agua hirviendo cerca de tu cama para inhalar vapor. Cubrirte la cabeza con una toalla sobre el recipiente potencia el efecto.
  • Aplica sprays de solución salina (Rinomer o similar) varias veces al día para hidratar la mucosa nasal y favorecer el aclarado de secreciones.
  • Evita ungüentos como Vicks Vaporub de forma continuada; su uso ocasional por la noche puede aliviar momentáneamente, pero algunos componentes aromáticos pueden producir ligeros cambios en la frecuencia cardíaca materna y afectar el flujo sanguíneo uterino si se aplican en exceso.

Tos seca y tos productiva

  • Bebe abundante líquido para suavizar las mucosas y aliviar la irritación en la garganta. El agua tibia con limón y miel (si no eres diabética) puede resultar reconfortante.
  • Si la tos es intensa y seca, un jarabe con dextrometorfano o propalcof a dosis estándar (una cucharada cada 6–8 horas) puede ayudar a calmarla.
  • Para la tos productiva, un expectorante suave como el jarabe con guaifenesina despejará las vías respiratorias.
  • Evita antitusígenos muy potentes o combinados con descongestionantes que contengan pseudoefedrina, ya que no se recomiendan durante la gestación sin prescripción expresa.


Dolor de cabeza y malestar general

  • El paracetamol es el analgésico de elección en el embarazo. Puede tomarse a las dosis habituales (500–1 000 mg cada 6–8 horas, sin superar 3 g al día) para aliviar dolor de cabeza, muscular o articular.
  • En caso de migrañas o cefaleas muy intensas, se puede añadir dipirona (nolotil) de forma ocasional, siempre bajo indicación médica. Evita los antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, diclofenaco) a partir de la semana 32 de gestación, ya que pueden afectar el cierre prematuro del conducto arterioso del feto.

Dolor de garganta e inflamación farínge

  • Las gárgaras con agua tibia, limón y miel (una cucharadita de miel y unas gotas de limón en medio vaso de agua) ofrecen alivio local y propiedades antisépticas naturales.
  • Los pastillas o caramelos para chupar enriquecidos con mentol o extracto de plantas como sauco y malva calman molestias y contribuyen a humedecer la mucosa. Elige versiones sin azúcar o con edulcorantes seguros en el embarazo.

Fiebre: atención y control

La fiebre, especialmente si supera los 38 °C, debe tomarse en serio. Más que la temperatura en sí, es importante vigilar el origen de la infección. Si notas malestar general, escalofríos o taquicardia:

  • Descansa en cama y mantén la habitación a una temperatura agradable.
  • Toma duchas de agua tibia (un grado menos que tu temperatura corporal) para ayudar a bajar la fiebre de forma gradual.
  • Continúa con paracetamol a la dosis recomendada para evitar que la fiebre se descontrole.
  • Contacta con tu ginecólogo y tu médico de cabecera si la fiebre persiste 48 horas a pesar del tratamiento o si superas los 39 °C, pues puede indicar complicaciones (sinusitis, bronquitis, infección pulmonar).

Alimentación equilibrada y refuerzo inmunológico

Una dieta variada y rica en frutas, verduras y legumbres aporta vitaminas y minerales esenciales para reforzar el sistema inmune.

  • Incorpora cítricos, kiwis y kiwis, fuentes de vitamina C.
  • Consume zanahoria, espinacas y pimientos, ricos en betacaroteno.
  • Incluye legumbres, frutos secos y semillas (almendras, nueces, chía) para aportar zinc y selenio, oligoelementos que favorecen la respuesta inmunitaria.
  • Las infusiones de jengibre y cúrcuma, sin excederlas, pueden aportar propiedades antiinflamatorias naturales.

Cuándo consultar sin demora

Aunque la mayoría de los resfriados se resuelven en 7–10 días con tratamiento sintomático, hay señales de alarma que exigen atención médica:

  • Fiebre alta persistente (más de 39 °C por dos días seguidos).
  • Dolor torácico intenso o sensación de falta de aire.
  • Dolor abdominal bajo o contracciones frecuentes acompañadas de flujo anormal.
  • Mareo intenso, visión borrosa o dolor de cabeza muy fuerte.
  • Edema súbito en manos, pies o cara, que podría indicar complicaciones hipertensivas.

Si experimentas alguno de estos síntomas, acude a tu centro de salud o al hospital más cercano para descartar procesos más graves como una neumonía o preeclampsia.
Un resfriado o una gripe durante el embarazo puede ser incómodo, pero tratarlo de forma adecuada y temprana te ayudará a recuperarte más rápido y evitar complicaciones. Recuerda que:

  • La vacuna antigripal es segura y muy eficaz para prevenir la infección.
  • Mantenerte bien hidratada, descansada y con una dieta rica en vitaminas fortalece tus defensas.
  • El paracetamol es el analgésico y antipirético de elección; evita antiinflamatorios sin supervisión médica.
  • Existen remedios naturales (gárgaras, infusiones, humidificadores) que alivian los síntomas sin interferir con el embarazo.

Siempre que sientas que algo no va bien, confía en tu ginecólogo y en el equipo de atención primaria: su objetivo es cuidarte a ti y a tu bebé con las pautas más seguras. ¡Cuídate y disfruta de tu embarazo!

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